BAJO VIAS AL DIA
(14/09/2015)-
Nuevamente la obra de Espora-Avellaneda, que no habla pero se muestra tal cual está,
nos dice que, hasta la mañana de hoy, no se han removido ninguna de las
interferencias que impiden el avance de
las tareas (léase iniciar la excavación del túnel).
Tampoco
la empresa Fontana Nicastro ha producido avances de destacar en el tendido de
las cañerías de desagües pluviales. Singuen con poco personal colocando caños
en los alrededores, pero no han interconectado los conductos ni han realizado
el nuevo cruce de caños por debajo de las vías. Tampoco han finalizado la tarea
de desmontaje de la estatua de Colón para su traslado, ya iniciada la semana anterior,
pero Colón, permanecía solo rodeado por
un precario andamiaje.
Certificada
por fotografías, la crónica de hoy se complementa con grandes caños de cemento todavía
no removidos, que impiden la continuidad de la pared trinchera en la avenida San
Martín, entre 25 de Mayo y Avellaneda, como así también numerosos conductos de
hierro, cemento y gruesos cables que siguen al descubierto, sin remover justo
en la zona de la barrera de Espora-Avellaneda.
Además,
no se observó ningún principio de obra para
el prometido paso peatonal provisorio a la altura de la calle Güemes. Solo se
pudo constatar que entre esta calle y Almafuerte, hay dos roturas de la malla metálica, por
donde, saltando el muro de cemento, las personas cruzan de un lado al otro de
las vías. Al final de la recorrida, una persona que no se identificó, nos
comentó que “podría ser que la semana que
viene saquen todas las interferencias de agua corriente, gas, electricidad y
teléfonos...”
DON BOSCO TAMBIEN
En las
inmediaciones de la estación Don Bosco, en la obra de ese otro bajo vías, se
observó una tranquila actividad de pocos operarios realizando tareas manuales,
donde ya está construido un sector de cemento junto a las vías, entre la
estación y la calle Formosa, que aparentemente podría ser parte de la
remodelación de los andenes. Sobre la avenida San Martín, al sur de la calle Formosa,
tres operarios y una pala mecánica, iniciaban la rotura del pavimento y
colocaban la valla de seguridad.
Del
lado este, a la altura de la estación, un considerable obrador lucía sin
personal a la vista y al otro lado de la calle José Ingenieros, media docena de
operarios, hacían trabajos manuales sobre una pared trinchera de aproximadamente
cincuenta metros.
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