PANDEMONI0 PARLAMENTARIO
por Ricardo J. Cornaglia
(27/06/2024- Pandemónium deriva de las palabras griegas pan, que significa todo o cada uno, y daimonion que significa pequeño espíritu o pequeño ángel.) - La opinión pública, advierte que el parlamento argentino se ha tornado en un pandemonio. La división de los poderes en nuestro Estado de Derecho, asigna al legislativo la función, por excelencia, de crear la ley a partir del debate y la confrontación democrática de los representantes del pueblo seleccionados a partir de partidos políticos.
El debate de la Ley de Bases y el tratamiento
del DNU 70/23 lo expusieron al desnudo con las sesiones viralizadas del trabajo
en comisiones y en los recintos de las Cámaras de Diputados y del Senado de la Nación.
La prensa escrita, radial y televisiva y las redes comunicacionales se
encargaron de magnificar la dramatización paródica.
Cuando la asamblea que debate se transforma en
un pandemonio el resultado (la norma), como es natural, refleja el nivel de
racionalidad y lógica que puede esperarse de un concilio de demonios. De
pequeños demonios, ángeles caídos, como los describiera John Milton en el Paraíso
perdido (1667).
El poder ejecutivo, hace todo lo posible y a
su alcance, para demonizar a los legisladores, representantes del pueblo a
partir de partidos políticos en la democracia que precariamente supimos y
pudimos conseguir en nuestros inmaduros dos siglos de existencia. Antes lo fue
la autocracia colonial y antes, la anarquía tribal en el desierto escasamente
poblado. A eso se puede reducir nuestra escasa historia. Esta es una pobre
disculpa.
La demonización como maniobra política de
fuerte impacto cultural, parte de una mentira a medias, que es la más efectiva
forma de construir poder básicamente corrupto. Un poder asentado en el barro.
Es decir, sin cimientos.
Las leyes que resultan del pandemonio suelen
ser pocas, aparatosas y de insignificante poder real representativo de los
intereses de la sociedad, no entendida como una mezcolanza de castas, sino como
una trabajosa racionalización de conflictos de intereses sociales.
De ese tipo de normas, por extensas y
reglamentarias que sean, solo resulta el aumento de la conflictividad por falta
de seguridad jurídica. Trabajo para el poder judicial, que tiene el deber de
someter al producto del pandemonio al breve, simple y más claro orden que la
Constitución impone.
Aunque el batifondo pandemonial legislativo ha
sido grande, el resultado ha sido magro, en cuanto a sanción de normas se
refiere. Los demonios han estado haciendo mucho ruido y pocas nueces.
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