ADIOS A BLANCA COTTA



(29/08/2019).  (Fuente Hector Agnelli, El Quilmero)El miércoles 28 de agosto de 2019, falleció una querida amiga de la Biblioteca Goyena y de los Quilmeros, Blanca Helena Cotta, a sus maravillosos 94 años. Tuvo una vida magnífica y hasta último momento conservó una envidiable alegría de vivir y sobrellevó con inclaudicable entereza los imponderables. Nuestro acompañamiento a Graciela y Patricia Skilton, a sus nietos y a todos sus familiares, parientes, amigos, vecinos, admiradores y seguidores de sus páginas gastronómicas de VIVA “De aquí, de allá y de mi abuela también”, en las que nunca faltaba el humor, sus dibujos ni dejaba de mencionar a su pueblo natal y su gente. Ocupa y ocupará en la historia de Quilmes un lugar relevante de nuestro PATRIMONIO HUMANO.


 Fue una novedosa intérprete y divulgadora de la cocina, a la que supo darle un toque y estilo propios. Nació en Quilmes, “abrazada a su hermano mellizo Roberto” Ignacio (como ella decía) el 14 de marzo de 1925, hija de Ángela Zara y Juan Manuel Cotta un
hombre de dio a la educación su vida, fue el segundo director de la Escuela Normal de Quilmes y a quien Blanca adoró como a sus hermanos mayores, Laura y Juan Ángel.
Ejerció el magisterio en las Escuelas Normal N° 4 y 7 de la Capital Federal. En 1953 formó parte de la Secretaría de Redacción de la revista Mucho gusto Entre 1960 y 1978, se hizo cargo de la conducción y autoría del guión del programa "Buenas tardes, mucho gusto”, guionista e ilustradora de los programas infantiles "Juguemos en el patio" y "Juguemos en el 13". También escribió y colaboró en Clarín Revista y en el suplemento “Para todos”.



 Escribió letras de canciones para los discos “Canela canta las reglas de ortografía” y “Canción para mamá”. Escribió recetas de cocina (para las cuales hizo las ilustraciones) para la revista “Anteojito” y sobre todo para “VIVA” en su página “De aquí, de allá y e mi abuela también”. Publicó además una gran cantidad de
libros de cocina, ilustrados por ella. Blanca Cotta. Todas las recetas. El libro definitivo; La cocina casera de Blanca Cotta; Cocina argentina por Blanca Cotta; Libro de cocina al vino blanco; Cocinar con el corazón (en co-autoría con Graciela Skilton Cotta); Manual de cocina argentina; El gran libro Clarín de las tortas, etc. Fueron numerosas las distinciones que recibió en su larga carrera, Quilmes la distinguió como Ciudadana Ilustre, El Candil Quilmes, El Kilmes de Honor y el diario El Sol con el Sol de Oro.
La democracia es un estado de dere­cho que nos permite públicamente pro­testar - ¡y con razón!- cuando alrededor nuestro algo funciona mal. Y no porque seamos “rezongones envasados en ori­gen”, sino porque esa es una de las for­mas que tenemos para que nos escuchen quienes tienen poder de decisión. ¿Re­cuerda cuando desde esta columna le co­menté los problemas que ocasionaba “la barrera de la calle Avellaneda, de Bernal”, casi siempre cerrada, razón por la cual la ciudad quedaba práctica­mente incomunicada, de este a oeste, al tránsito vehicular, con los consiguientes inconvenientes para el comercio y la población de la zona? ¡Ya se hizo realidad el sueño de la barrera automática pro­metida! Nobleza obliga: ¡Gracias, señor intendente, por habernos escu­chado y ser sensible a una necesidad tan urgente! “Son pocos los gobernantes que se dan cuenta de lo mucho que hace un poco” (aunque en este caso no sea “poco” lo hecho) […]
Volvieron a otorgarse los “Kilme” de honor. Perdóneme que hoy esté tan localis­ta, pero no puedo frenar mi “manía” de subrayar las cosas positivas que ocurren a mí alrededor. “Kilme” es el nombre de los aborígenes que fueron traídos a esta ciudad (Quilmes) a través de una peno­sa peregrinación desde los valles calchaquíes. Llamar así: “KILME de Honor” al máximo galardón con que nos distin­guió el 14 de diciembre la Municipa­lidad de Quilmes a través de la Secre­taría de Cultura y Medio Ambiente (gracias profesor Ariel Bucich, por sus cálidas palabras) fue rendir un ho­menaje silencioso y emotivo a quienes la “conquista” un día despojó de sus tie­rras y de sus sueños hasta que el tiempo -que nunca miente, aunque a veces lle­ga tarde - hizo de este sacrificio un he­roico recuerdo. El premio consistió en la hermosa imagen de un indio kilme realizada de bronce sobre caldén por el destacado escultor señor Félix Ruiz. Tal distinción se otorgó... “por consenso efectuado entre distintos secto­res idóneos de la comunidad, a quie­nes de una u otra manera con su tra­bajo enaltecen el quehacer cultural” (sic). Estas fueron las personas distin­guidas ese día con el máximo galardón (aparte de los diplomas y menciones que se otorgaron a destacados valores del ar­te, la plástica, la danza, la literatura y el canto): profesor Juan E. Romero (¿cuándo volveré a ver “S.O.S. VIDA” en un canal de “tele”?); profesor Juan Carlos Lomban; licenciado Luis Autalán; profesor Juan Arrestía; profesor Ludovico Pérez; profesor Julio Urruty; Julio Lacarra (una de las mejores y más queridas voces de nuestro folclore); señor Dardo Insaurralde; señor Gar­los Corral (h); Gabriel Soria; Biblio­teca y Complejo Cultural “Mariano Moreno”; y ¡mi adorado padre Luis Farinello! (¿fanática yo?) Bueno... ¡bah!... Debo decirlo: ese día también recibí un hermoso premio por mi trayec­toria en periodismo. ¡Si usted supiera lo importante que es, a esta altura de la vi­da, volver a sentir una palmadita en el hombro para seguir andando el camino! ...Como siempre trabajo pensando en dar y no en recibir, las distinciones que me otorgan me sorprenden. ¡Y claro que me halagan! Pero esta vez saber que me lo había concedido la ciudad que tanto amo, testigo de mi infancia feliz y de los sueños de mi adolescencia (algunos de los cuales aún sigo madurando...) fue como tocar el cielo con las manos: “¡Quilmes me quiere!”.
Las palabras del intendente, señor Aníbal Fernán­dez, con ese estilo informal y sencillo que atrapa, fueron muy significativas. Dijo algo así como: “Cuando me en­tregaron la lista con las personas propuestas para ser distinguidas con el ‘Kilme de Honor 1993’, a alguien se le ocurrió observar: ‘¿Se dio cuenta de que la mayoría de estas personas no son peronistas?’... Mi respuesta fue: en una comunidad sensible, todas las ideologías son importantes en cuanto sumen hechos positivos para el bien de todos”. Me dieron ganas de aplaudir­lo con esta frase: “El líder que ve cla­ro, ilumina a los demás” (J. Heider) ¡Gracias!